¡Buenos días universos y curios@s!
Vamos a darle la bienvenida a éste 2021 y a este mes de enero con mucha alegría y como no podía ser de otra manera, con una nueva reseña de la novela de una autora a la que le tenía bastantes ganas desde hace ya algún tiempo, concretamente desde que oí hablar sobre su serie "Estocolmo" conformada por "Maldito síndrome de Estocolmo" y "Azul Estocolmo" respectivamente, bilogía la cuál por cierto cosechó muchísimas críticas positivas tanto dentro de la blogosfera como fuera de ella. Se trata de Carmen Sereno, ésta vez con su última novela "Nadie muere en Wellington", publicada en marzo de 2020.
Con "Nadie muere en Wellington" nos encontramos ante una novela de género romántico/chick-lit, narrada en su totalidad en modo primera persona desde la perspectiva de Emma, la protagonista de ésta historia y que cuenta en su interior con unas 380 páginas aproximadamente. En cuánto a los capítulos, éstos la verdad son bastante ligeros con lo cuál harán que nos enganchemos con bastante facilidad a la trama y que no podamos parar de leer. Además, cuenta con un epílogo el cuál es una verdadera explosión de sentimientos y emociones que nos hará amar aún más si cabe ésta novela.
Emma es una chica de veintiocho años a la que parece que la tragedia no da tregua, puesto que a muy temprana edad perdió a sus padres en un trágico accidente de tráfico. Es precisamente éste el motivo por el cuál termina bajo los cuidados de su tía Margaret y termina mudándose con ella a Whitechapel, un barrio de Londres no muy bueno y que no termina de agradarla del todo. Su tía Margaret no es precisamente lo que se dice "demasiado amorosa" con ella, pero quiere a su sobrina... Eso sí, a su manera. Los años pasan y Emma acaba trabajando como ayudante de forense, saliendo con un chico que no la hace nada feliz y siendo ella la que cuida ésta vez de su tía. Pese a los consejos que ésta le da a su sobrina para que se vaya de Londres e inicie una nueva vida en otro lugar, Emma sigue haciendo oídos sordos a las recomendaciones de su tía Margaret hasta que una vez más, la tragedia vuelve a cebarse con ella y es en éste punto en el que Emma decide volver a comenzar de cero, aunque éso sí, muy lejos del gris y húmedo Londres. Gracias a la portada de una revista, en la que hay un reportaje en su interior hablando de Wellington (Nueva Zelanda), dónde todo es luz, alegría y color, y dónde hay menos índice de fallecimiento porque la gente es más feliz, Emma reaccionará, hará la maletas e irá en busca de una nueva vida.
Una vez en Wellington, nuestra protagonista comenzará a buscar trabajo y es aquí cuando, de una manera bastante curiosa y poco ortodoxa comenzará a trabajar en "Hunter's", una cafetería regentada por David, un hombre de lo más serio y atractivo que al principio no la querrá cerca de él pero que poco a poco y conforme pase el tiempo, logrará ganarse toda su confianza y cariño. Lentamente, surgirán sentimientos entre ambos personajes, aunque las cosas no serán para nada fáciles entre ellos puesto que los dos cargan con una losa del pasado bastante dolorosa y pesada.
¿Cuál será ése pasado oculto de David? ¿Qué pasará entre Emma y él? ¿Lograrán abrirse en canal uno con el otro? Para saberlo, tendréis que leer la novela.
Ahora, y antes de dar mis conclusiones finales de la reseña, me gustaría hablaros un poquito más de los personajes principales; Emma me ha conquistado totalmente como protagonista de ésta historia. Es una chica muy fuerte y valiente que lejos de rendirse ante las adversidades, les planta cara y siempre conserva ésas ganas de superarse a sí misma. Toda una luchadora de la cabeza a los pies. David en cambio, es un personaje mucho más reservado y comedido con los problemas de su pasado, de hecho mientras avanza la trama, no pararemos de preguntarnos qué fue eso que le dañó tanto como para cerrarse en banda de tal manera. Lo único que tenemos claro, es que tuvo que ser algo muy traumático y duro para él puesto que ni su mejor amigo (Kauri)conoce la causa de dicho comportamiento. Parece ser que el único móbil y motivación de éste personaje es sacar adelante "Hunter's". Para terminar, y como no podía ser de otro modo, os hablaré un poco de Kauri, el mejor amigo de David. Un nativo muy extrovertido que se hará de querer a lo largo del libro, por su ternura, su nobleza y su complicidad a la hora de interceder entre ambos protagonistas.La ambientación ha sido otro total acierto en la novela, se nota que la autora ha hecho un grandioso trabajo en cuanto a documentarse para ello. Para lograr que el lector se sumerja de lleno en sus páginas, Carmen Sereno nos habla de costumbres, paisajes, clima e incluso de comidas típicas del lugar. Además, y si esto fuera poco, la autora ha incluido en el interior de la novela una especie de pequeño "diccionario" al final para que el lector pueda examinar expresiones y palabras típicas de la zona. Algo demasiado curioso y poco común en novelas con ésta temática.
En resumidas cuentas, tanto "Nadie muere en Wellington" como la pluma de su autora, Carmen Sereno han supuesto un total descubrimiento para mí éste 2021. El libro tiene todos los ingredientes necesarios para convertirse en una de mis lecturas favoritas de éste año. La trama, los personajes y la ambientación son increíblemente bellos y todo el conjunto encaja a la perfección. Quizás lo único que he echado en falta en ciertas ocasiones de la novela ha sido un poco más de acción, de ahí que mi puntuación sea la que es.
Carmen Sereno nació en Barcelona en 1982. Es periodista y ha trabajado en diversos medios de comunicación y grandes corporaciones. Un día se dio cuenta de que había demasiadas historias por ahí que debían ser contadas y lo dejó todo para cumplir su gran sueño de ser escritora. Viajar es lo segundo que más le gusta después de escribir. Fotografiarlo todo, lo tercero. Habla varios idiomas y le apasionan los países nórdicos, sobre todo Suecia. De hecho, lleva la palabra "Estocolmo" tatuada en el brazo, aunque, cuando le preguntan, suele decir que es simbólico para hacerse la interesante.
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