Reseña #10: Grey, E.L. James



¡Hola universos y curios@s!

Antes dar comienzo con la reseña y meternos de lleno en el universo de Grey, quería aclarar un par de cosas referentes a la lectura de éste libro.

La primera, es que ésta novela la leí prácticamente en la primera semana de su salida al mercado (hace ya unos dos años). De hecho, escribí la debida reseña en mi anterior blog.
¿Qué sucede?
Como algun@s de vosotr@s sabéis, me "mudé" por así decirlo y a causa de ello, perdí todas las reseñas que había escrito allí.
Sí, sé que debería de haberlas guardado pero en aquél momento no estaba dentro de mis planes el hecho de volver a la "blogosfera". Por lo tanto, corté por lo sano y eliminé el blog. (Así, sin penas ni gloria...)
Con lo cuál, debido a que todavía tengo en mi lista de pendientes la secuela de ésta nueva trilogía contada desde los ojos de Christian me dije: "¿Por qué no volver a leerlo y con ello refrescar mi memoria?"
Y así lo hice, hoy mismo he dada por concluida la lectura.

IMPORTANTE

No es imprescindible haber leído con anterioridad la trilogía de "Cincuenta sombras" ya que éste libro nos narra con todo lujo de detalles los hechos acontecidos en el primer libro de la trilogía (contada por supuesto, desde los ojos de Anastasia Steele y de su tan odiada "diosa interior").
De hecho si no habéis leído ningún libro de la saga, os recomiendo empezar por éste ya que en ésta ocasión, el personaje principal no es tan "cansino y repetitivo" como su predecesora.
Es mas "agradable" a la hora de leer a lo largo y ancho de sus 637 páginas (bueno, en realidad menos, ya que mi ejemplar también vino con la famosa página 421 en blanco).


OPINIÓN PERSONAL

No creo que sea apropiado resumir el argumento de ésta novela, ya que los diálogos y los hechos son exactamente los mismos que la primera parte de la trilogía principal y por lo tanto, no son relevantes.
Lo único en lo que se diferencia éste libro, es que ahora se nos da a conocer al "verdadero" Christian Grey sin las idealizaciones con las que Anastasia nos lo ponía en bandeja.

Hubo mucha controversia alrededor de ambos protagonistas (sobre todo alrededor de Christian Grey). Que si machista, que si controlador, que si obsesivo... Un sin fin de calificativos en los que, personalmente yo concordaba en algunas ocasiones, y en otras discrepaba.
A día de hoy, lo único que puedo decir a cerca de éste personaje es que mentalmente hablando, es un niño... Es como un adolescente que en ocasiones puede ser un encanto, y en otras un verdadero incordio.

Sin embargo, gracias a que en ésta ocasión la historia está contada desde su propia perspectiva, sus miedos quedan al descubierto para el lector y son notorios desde la página uno (y no es un decir).
Y en consecuencia de ello, en ocasiones podremos llegar a "entender y empatizar" con el personaje, pero repito, solo en ocasiones.
También podremos conocer un poquito más a fondo a su familia, su personal, sus negocios, y a sus personas más allegadas.

Hay algo que no perdono a la autora, y es las pinceladas de "obsesión sexual" de las cuáles ha dotado a Christian.
La mayoría de pensamientos del personaje son explícitamente sexuales. Vale, que ésta es una saga erótica y tiene que haber sexo, no lo discuto. Pero Señora James... ¿Realmente hacía falta tanta carga sexual en el personaje? ¿Hacía falta lenguajes tan jodidamente poco elegantes? En fin...

El final del libro es sobradamente conocido por tod@s, sin embargo aquí acaba un poco más tarde que el "original", y éso es algo que realmente me ha gustado.

La evolución del personaje principal es mas que notoria. Al inicio se nos presenta a Christian como un personaje egoísta y ególatra que sólo piensa en sí mismo y en satisfacer todos sus deseos. En cambio, al final de la novela, nos encontramos ante un hombre enamorado, que removerá cielo y tierra para recuperar a Anastasia pese a sus miedos interiores.

RESUMIENDO

He de admitir que leer la historia a través de los ojos de Christian se me ha hecho mucho más llevadero y entretenido que leyéndola desde la perspectiva de Anastasia pese a las altas cargas sexuales en cuanto a los pensamientos de éste. Pero créanme, es preferible lidiar con ésto último que "marear la perdiz" con la dichosa "Diosa interior" de Ana, y sus repetidas expresiones como "Uau, uau, uau..." (Tendrá complejo de perro la pobre mujer).