¡Calurosos saludos, universos y curios@s!
La reseña que hoy nos ocupa no es (ni por asomo) ninguna novedad. Pero lo que sí que es cierto que hace relativamente no mucho tiempo, terminé de leerlo y no había escrito la correspondiente reseña, hasta ahora (mea culpa). Seguramente much@s de vosotr@s lo hayáis leído ya con anterioridad pero de igual forma, os la traigo como hago con absolutamente todas las novelas que pasan por mis manos.
“¿Un último baile, milady?” es una novela de género romántico contemporáneo/time travel que contiene 521 páginas en su haber, divididas en unos 66 capítulos aproximadamente y que está narrado enteramente en modo primera persona por nuestra protagonista, Celeste.
La edición (como todas las de aquél entonces pertenecientes a la colección de Megan) es muy sencilla y manejable: Tapa blanda sin solapas. Lo único destacable, son las letras del nombre de la autora tanto en la portada como en el lomo del libro, las cuáles vinieron en un perfecto plateado hasta que con el roce y el manejo del libro, se convirtieron en blancas (un pequeño ‘error’ de la primera edición de la novela que luego, conforme pasó el tiempo, la editorial arregló, esmaltándola.
En cuanto a la portada, personalmente no es de mis favoritas de la autora ni muchísimo menos, pero cumple con su función. Eso sí, no la cambiaron un ápice en su versión bolsillo. Un caso error, a mi humilde punto de vista.
Celeste Williams es una joven española de unos treinta y pocos años que, debido a la pérdida prematura de sus progenitores, se ha críado desde que era apenas una adolescente al lado de su abuela. En la universidad, en la que pudo estudiar y especializarse en medicina conoce a la que será desde ese entonces su mejor amiga, su hermana, su "amimana" Kimberly, una chica inglesa que vino a España con el firme propósito de estudiar empresariales.
Cuando la abuela de Celeste, motivada por su nieta, decide irse a vivir a Benidorm, la vida de nuestra protagonista se transforma y pega un giro de 180º ya que ésta decide irse a trabajar a Londres y Kim (como no podía ser de otra manera) le abre las puertas de su casa en Belgravia, un barrio de los más ricos y refinados de la capital.
Un desván, un espejo único y singular, y la extrema curiosidad de ambas las llevarán a la época de la Regencia, donde los bailes, las presentaciones ante la alta sociedad, los maravillosos y pomposos vestidos, los incómodos corsés y las críticas estarán a la orden del día.
En honor a la verdad, la idea principal no es que me atrayese demasiado. Las novelas de viajes en el tiempo no es que sean precisamente santo de mi devoción pero aquí, en éste caso, decidí hacer un pequeño "esfuerzo" porque sabía que el "sello Maxwell" estaría presente a lo largo y ancho de sus páginas (y no, no me equivoqué).
Pese a ello, lo cuál pienso que es un punto totalmente a su favor, la lectura se me hizo eterna y de hecho estuve por abandonarla hasta en dos ocasiones. Pero ya conocéis mi filosofía: "Aquí nada se deja a medias". Así que hubo momentos en los que me 'auto obligué' a continuar con la lectura y quizás, ése haya sido otro de los motivos por los que éste libro no me ha terminado de convencer.
Sí, reconozco que el factor en el que ambas amigas tienen que tratar por todos los medios de resolver el "secreto familiar" es bueno porque engancha al lector y funciona. Pero hay otros factores que, además de sacarte de golpe y porrazo de la lectura, "lastran" la experiencia hasta límites insospechados.
Términos carentes de sentido como el de "amimanas" (palabra inventada por la autora para la ocasión que mezcla los términos "amiga" y "hermana"), "Ojo piojo" (una expresión que aparece más de una docena de veces en la novela y que en ocasiones llega a exasperar al lector, "Lady Travolta (Celeste) y Lady Dicaprio (Kim)" que son los nombrecitos ridículos que ambas utilizan para "poder pasar desapercibidas en el pasado", las continuas burlas de la protagonista hacía las demás mujeres de la época por que éstas tengan pelos en las piernas (¿qué esperabas encontrar en plena Regencia, hija mía?) o la constante incontinencia verbal de la que Celeste (la protagonista) hace gala a lo largo y ancho de la novela son cosas que a mi personalmente, no me han gustado lo más mínimo.
Y para rematar, la "forzada" historia de "amor" de Celeste, que no me la he creído en ningún momento vamos. Y el como "termina"... Que tampoco hay por dónde cogerla, en fin.
Ha sido una lectura bastante curiosa. En definitiva, un vaivén de sensaciones y más teniendo en cuenta que no leía nada de la autora desde ése fatídico "¿Quién eres?" que tanto detesté. Por lo menos, en éste "¿Un último baile, milady?" el eje central en el que se sustenta la historia es muy bueno, el misterio familiar por resolverse sabe captar muy bien la atención del lector y el final no te lo ves venir ni de lejos (algo que nunca, que yo recuerde hasta la fecha, me ha ocurrido con algún libro de Megan, lo cuál es algo nuevo y positivo para mí).
Pese a todos éstos puntos positivos y lamentándolo mucho (porque adoro a Megan y es una de mis autoras preferidas), no puedo darle una puntuación más alta porque no estaría siendo justa, ni honesta.
Estoy segura de que la experiencia en mi próxima lectura de la autora, será mucho más satisfactoria.
Megan Maxwell (nació en 1965 en Núremberg, Alemania), es el seudónimo de una escritora española de novela romántica, actualmente afincada en Madrid. Aunque publica tanto novela romántica contemporánea como histórica, destaca como una de las principales representantes del subgénero romántico Chick-Lit en España.